“Entre enero y agosto del 2020, la región de Bogotá y Cundinamarca registró importantes avances en la asignación de subsidios de vivienda de interés social (VIS): 3.581, frente a 3.289 del 2019 y 3.385 del 2018”, dijo en días pasados el ministro de Vivienda, Ciudad y Territorio, Jonathan Malagón.
Incluso, en medio de las eventualidades, el inventario de estrato medio empezó a ajustarse, trazando la ruta de la reactivación gradual como respuesta a la emergencia causada por el COVID- 19. En este escenario, proyectos de vivienda en Cajicá y otros municipios aledaños movieron la oferta.
Pero, ¿cuál podría ser la justificación a esta reacción de los compradores por la oferta campestre? Algunos analistas coinciden en que la emergencia tuvo mucho que ver, debido a que el confinamiento los alejó físicamente, pero reactivó la virtualidad como el puente para realizar sus quehaceres diarios.
De paso, la coyuntura hizo que muchos retomaran esta opción que, quizás, habían desechado por los inconvenientes de movilidad y desplazamiento, entre otros. Basta recordar que en días pasados Estrenar Vivienda realizó la Gran Feria Inmobiliaria y este inventario tuvo gran acogida.
De hecho, proyectos de vivienda en Tocancipá y otros municipios aledaños ocuparon la lista de prioridades de los potenciales compradores; incluso, muchos constructores reconocieron la oportunidad que representa tener un inventario en lugares como Chía, Mosquera o Zipaquirá.
Estadísticas confirman la tendencia
Para confirmar la dinámica regional vale tener en cuenta datos de Camacol Bogotá y Cundinamarca a junio, que trazaron tendencias de lo que buscan los hogares: Por ejemplo, Cundinamarca vendió 9.445 unidades de estrato bajo con un área promedio de 54,4 metros cuadrados y 2,4 alcobas.
El informe también destacó la venta de 3.871 viviendas de rango medio, con un área de 78,1 metros cuadrados; sin embargo, el número de alcobas fue similar: 2,6. Igualmente, el estrato alto trazó tendencias en la oferta aledaña a Bogotá, con 2.014 unidades vendidas, 166,5 metros y 3 alcobas.
Pero, al margen de estas características, hay otras variables relacionadas con el aislamiento obligatorio que, de hecho, consolidaron a la virtualidad como aliada de los constructores, al hacer sus proyectos, y de los inversionistas, al sobrellevar la crisis en casa con varios valores agregados.
. Viviendas con más conectividad.
. Óptimo equipamiento urbano.
. Mejores zonas comunes.
. La posibilidad de vivir la naturaleza.
Estos hábitos de consumo se han reforzado con unos precios del metro cuadrado más asequibles y con beneficios relacionados con las tasas de interés y los subsidios del Gobierno, que, vale recordar, se ajustaron a la baja, precisamente, para compensar el impacto de la emergencia.
Esto significa, por ejemplo, que apartamentos nuevos en Cajicá, Chía, Zipaquirá o Mosquera, para citar solo algunos lugares de Cundinamarca, tienen el ‘gancho’ del subsidio de Mi Casa Ya e incluso, del auxilio concurrente que permite sumar recursos de Fonvivienda y de las cajas de compensación.
Aquí, también es importante destacar otro cambio que desvirtúa la idea de que los jóvenes no tenían la intención de adquirir vivienda, pues, de la mano de la virtualidad, ellos se han convertido en grandes compradores, incluso, a través de los subsidios y de los créditos que ofrece la banca.
Aplican subsidios de vivienda
De hecho, no es raro ver en los anuncios de venta de los proyectos las ventajas de los beneficios, que, por ejemplo, están resolviendo uno de los inconvenientes que tenían los hogares: lograr el cierre financiero, y, de esa forma, no esperar hasta diez a más años para alcanzar la cuota inicial.
. Con Mi Casa Ya reciben $26 millones a la cuota inicial.
. Al sumar la concurrencia logran cerca de $43 millones.
. Mucha oferta campestre maneja esta figura.
A propósito de la dinámica de Bogotá y Cundinamarca, Daniel Rey, director de Estudios Económicos de la regional de la Cámara Colombiana de la Construcción (Camacol), destacó cómo en el primer semestre se vendieron 15.330 viviendas en la capital y 11.446 en el departamento.
En estos resultados fueron claves los mecanismos de financiación, que, de hecho, forman parte de los nuevos hábitos de consumo, con varias opciones de crédito, acuerdos de pago de la cuota inicial y más flexibilidad en los procesos, que también han trazado la reactivación de la oferta campestre.