Ante la necesidad de vender más de 7.000 viviendas nuevas terminadas en Colombia de los segmentos medio y alto, los constructores cerraron el 2019 e iniciaron el 2020 muy activos: fueron más flexibles con los plazos y diseñaron descuentos, entre otras estrategias.
Además, la urgencia expresada por los empresarios en foros y diversos escenarios también planteó la financiación de hasta 90% del crédito, que fue complementada con avales del Fondo Nacional de Garantías (FNG), incluso, para operaciones de leasing habitacional.
En medio de las eventualidades se vendieron varias viviendas entre enero y febrero, pero llegó el coronavirus, y, con este, la alerta. Entonces, el impulso que traían las firmas edificadoras bajó, pero le dieron la vuelta al tema y lo transformaron en una oportunidad.
Con la fuerza digital
¿La razón? Se trata de inventario terminado, que a pesar de la emergencia solo requiere una buena estrategia de ventas, eso sí, con fuerza en las estrategias digitales, pues el aislamiento obligatorio preventivo así lo exige. Esto significa:
-Mostrar la oferta de forma diferente.
-Hacer eventos en línea para vender.
-Entregar beneficios adicionales.
-Mantener contacto en línea con clientes.
Lo interesante es que los empresarios del sector entendieron la situación, y, por eso, además de ese stock que estaba terminado empezaron a ofrecer otro inventario que tienen sobre planos, claro, al ritmo que lo permite una emergencia como el coronavirus.
Y es una oportunidad inmensa, si se tiene en cuenta que en febrero pasado el 70,3% de la oferta disponible, es decir, 98.967 viviendas, se encontraba en preventa, según información de Camacol, mientras que el 29,7% restante estaba en construcción.
La reactivación
En el primer caso, la dinámica también está ligada a las ventas vía internet. Por su parte, los proyectos que estaban en obra, pero frenados durante marzo por la emergencia –muchos de ellos de interés social y de estrato medio y alto–, se están reactivando.
La reacción del Gobierno fue inmediata, pero responsable, pues el pasado 27 de abril comenzó la apertura gradual de obras en el país tras la expedición de unos protocolos de seguridad que empezaron a cumplir las empresas edificadoras. Y era necesario…
“En Colombia se construyen más de 200.000 viviendas al año y la mayoría de ellas ya están vendidas. Por eso, detener su desarrollo era el equivalente a comprometer el techo de por lo menos un millón de colombianos”, recordó el ministro de Vivienda, Jonathan Malagón.
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